Los Orígenes del Cannabis

El cannabis es una de las plantas más antiguas conocidas por la humanidad, con orígenes en Asia Central hace más de 5.000 años. Las primeras civilizaciones lo utilizaban para fibras, tejidos, medicina y prácticas espirituales. A lo largo de los milenios, el cannabis se ha difundido por distintos continentes, adaptándose de forma natural a diversos entornos. En las montañas del Hindu Kush (Afganistán, Pakistán) desarrolló las características Indica: baja estatura, estructura compacta y floración rápida. En las regiones ecuatoriales (Tailandia, Colombia, Kenia) evolucionó como Sativa: plantas altas, floración larga y adaptación a climas cálidos. En las estepas siberianas dio lugar a la Ruderalis: pequeña, resistente y con floración automática.

Introducción: Comprender las Variedades

Existen diferentes tipologías de cannabis, cada una con características botánicas únicas que se desarrollaron en respuesta a los distintos entornos de origen. Comprender estas diferencias es fundamental para reconocer la biodiversidad de esta planta. Las categorías principales son Indica (estructura compacta, ciclo corto), Sativa (estructura alta, ciclo largo), Híbridos (combinación de características) y Autoflorecientes (ciclo independiente de la luz).

Cannabis Indica: Características Botánicas

La Indica presenta una estructura compacta, con plantas bajas y densas de forma arbustiva. Las hojas son anchas, cortas y generalmente de color oscuro, con entrenudos muy cercanos. El periodo de floración es relativamente corto. Estas plantas son originarias de las montañas de Afganistán, Pakistán y Cachemira. La Indica evolucionó en entornos montañosos caracterizados por inviernos rigurosos, temporadas de crecimiento cortas y menos horas de luz solar disponible. Estas condiciones favorecieron el desarrollo de una estructura compacta para resistir el viento, hojas anchas para maximizar la captación de luz limitada, un ciclo de maduración rápido para completar la reproducción antes del invierno y una elevada resistencia al frío y a la humedad.

Las flores de la Indica son densas y compactas, con una estructura sólida y pesada. Producen abundante resina gracias al elevado número de tricomas, las glándulas que contienen cannabinoides y terpenos. Esta característica se desarrolló como mecanismo de defensa frente a las bajas temperaturas de las regiones montañosas. Desde el punto de vista climático, la Indica prospera en entornos templados y fríos. Está naturalmente adaptada a zonas con veranos cortos e inviernos tempranos, gracias a su capacidad para completar rápidamente su ciclo vital. Su resistencia al moho es superior a la de otras variedades, herencia de su adaptación a la humedad nocturna de las montañas.

Cannabis Sativa: El Gigante Ecuatorial

La Sativa presenta plantas muy altas y esbeltas, con crecimiento predominantemente vertical. Las hojas son finas y alargadas, con foliolos estrechos y de color verde claro. Los entrenudos están muy espaciados, creando una estructura abierta y aireada. El periodo de floración es notablemente largo. Estas plantas son originarias de regiones ecuatoriales como Colombia, Tailandia, México y África Central. La Sativa evolucionó en climas cálidos y húmedos, con temporadas de crecimiento que duran casi todo el año. La morfología de las hojas finas favorece la transpiración y la disipación del calor. La estructura alta y abierta permite una mejor circulación del aire en ambientes húmedos, reduciendo el riesgo de enfermedades fúngicas. La gran altura es una respuesta a la competencia por la luz en los bosques ecuatoriales.

Un comportamiento característico de la Sativa es el “stretch”, el alargamiento significativo que ocurre durante las primeras semanas de floración. Mientras que las Indica dejan de crecer en altura al entrar en floración, las Sativa pueden duplicar o incluso triplicar su altura en este periodo. Las flores de la Sativa son más alargadas y menos densas que las de la Indica, con una estructura más abierta. Esta morfología reduce el riesgo de moho interno y favorece la circulación del aire. Las flores se desarrollan a lo largo de toda la longitud de las ramas, formando estructuras alargadas conocidas como “fox tailing” (colas de zorro).

La Sativa requiere climas cálidos con veranos largos y prospera incluso a temperaturas elevadas. Sin embargo, la floración tardía (generalmente en otoño) puede hacerla vulnerable a la humedad estacional. Su resistencia al calor es excelente, mientras que la resistencia al moho depende en gran medida de la genética específica y de la adaptación local.

Híbridos: Genética Combinada

Los híbridos representan el resultado del cruce entre genéticas Indica y Sativa. A través de décadas de selección, se han creado variedades que combinan características de ambos tipos parentales. Los híbridos pueden clasificarse como de dominancia Indica (60–80 % Indica), dominancia Sativa (60–80 % Sativa) o balanceados (aproximadamente 50/50).

Los híbridos de dominancia Indica mantienen una estructura relativamente compacta con un periodo de floración corto, pero incorporan elementos de la Sativa, como mayor variabilidad aromática o una estructura floral ligeramente más abierta. Los híbridos de dominancia Sativa conservan la energía de crecimiento vertical y el potencial productivo de la Sativa, pero con alturas más contenidas y periodos de floración reducidos respecto a las Sativa puras. Los híbridos balanceados combinan características de ambos tipos parentales, con altura media, floración intermedia y estructura que mezcla densidad de la Indica con espaciamiento internodal de la Sativa.

Cannabis Autofloreciente: La Genética Ruderalis

Las autoflorecientes representan una categoría genética distinta basada en la incorporación de Cannabis Ruderalis, originaria de Siberia y Europa del Este. La característica distintiva de la Ruderalis es la floración automática, que ocurre según la edad de la planta y no según el fotoperíodo.

La Ruderalis pura es pequeña, con baja producción y contenido mínimo de cannabinoides. Sin embargo, su gen autofloreciente se ha combinado con genéticas Indica y Sativa para crear autoflorecientes modernas, manteniendo potencia y características deseables. Estas plantas completan su ciclo de vida en 8–12 semanas, son compactas (50–120 cm) y resistentes a condiciones extremas de frío, estrés ambiental y enfermedades.

Comparación entre Tipos: Diferencias Botánicas

Las cuatro categorías presentan diferencias morfológicas, fisiológicas y de ciclo vital significativas. La Indica es baja (<1,5 m), la Sativa es alta (>4 m), los híbridos presentan altura intermedia y las autoflorecientes son compactas (<1,2 m). Los ciclos de vida varían: Indica 12–16 semanas, Sativa 18–28 semanas, híbridos 14–20 semanas y autoflorecientes 8–12 semanas. La morfología foliar, el espaciamiento internodal y el comportamiento durante la floración reflejan adaptaciones evolutivas específicas de cada tipo.

Aplicaciones y Contextos

Las características botánicas determinan su idoneidad para distintos contextos. La Indica es adecuada para espacios limitados o temporadas cortas; la Sativa para climas cálidos y estudios de competencia vegetal; los híbridos son versátiles y adaptables; las autoflorecientes destacan en genética evolutiva y estudios de resistencia a condiciones extremas.

Biodiversidad y Conservación

La diversidad entre Indica, Sativa, híbridos y autoflorecientes constituye un patrimonio genético importante. Las variedades landrace originales son cada vez más raras y su conservación es clave para mantener diversidad genética y avanzar en investigación botánica.